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Esquema procedimiento violencia de género

CSW65 WEBINAR: Conciliar religión y derechos

La violencia contra las niñas y las mujeres tiene su origen en la dominación masculina y la socialización de los hombres. Infórmate sobre las raíces de la violencia contra las niñas y las mujeres. Lee libros y artículos, únete a un grupo en la escuela y asiste a cualquier formación que esté a tu alcance.  Infórmate sobre los mitos y las realidades de la violencia de género y entiende cómo nuestra sociedad la aprueba.

Las palabras son poderosas, especialmente cuando las utilizan personas que tienen poder sobre otras. Vivimos en una sociedad en la que las palabras se utilizan para menospreciar a las niñas y a las mujeres. Los insultos de género transmiten el mensaje de que las niñas y las mujeres no son plenamente humanas. Cuando las niñas y las mujeres son vistas como inferiores, es más fácil tratarlas con falta de respeto y violencia. Cambia tu forma de hablar para ayudar a cambiar tu forma de pensar.

Sé crítico y cuestiona cómo los medios de comunicación retratan a las niñas y las mujeres, ya sea en la televisión, en Internet, en las revistas o en los vídeos musicales. Los medios de comunicación utilizan regularmente imágenes de violencia contra las mujeres y explotan sexualmente a las niñas y mujeres para vender productos. Escribe o envía un correo electrónico a la empresa sobre sus imágenes negativas de las mujeres y las niñas y no compres sus productos.

La violencia de género es una de las violaciones de los derechos humanos más frecuentes en el mundo. No conoce fronteras sociales, económicas o nacionales. Se calcula que, en todo el mundo, una de cada tres mujeres sufrirá abusos físicos o sexuales a lo largo de su vida. La violencia de género socava la salud, la dignidad, la seguridad y la autonomía de sus víctimas y, sin embargo, sigue envuelta en una cultura del silencio.

Aunque la violencia de género no se limita a la violencia contra las mujeres y las niñas, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2021, casi una de cada tres mujeres, es decir, aproximadamente 736 millones de mujeres, ha sido objeto de violencia de pareja, de violencia sexual fuera de la pareja o de ambas cosas al menos una vez en su vida. Esto no tiene en cuenta que 1 mujer cada 11 minutos es asesinada por su pareja (UNODC, 2020).

Cuando una mujer ha sido objeto de violencia de género, ésta tiene consecuencias a corto y largo plazo para su salud física, mental y sexual y reproductiva. Las lesiones, los embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual y los trastornos ginecológicos, así como la ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático e incluso las autolesiones son sólo algunos de los impactos de la violencia a los que pueden enfrentarse las supervivientes. Por ejemplo, las supervivientes de la violencia de pareja tienen un riesgo dos veces mayor de sufrir un aborto inducido, y tienen un 50% más de probabilidades de padecer una infección de transmisión sexual o el VIH.

El ámbito de la investigación y la innovación (I+I) no es inmune a la violencia sexual y de género, pero esta cuestión tiende a subestimarse en las organizaciones de investigación y en los organismos de financiación de la investigación. Hay pruebas de que la violencia de género y el acoso sexual están muy extendidos en las instituciones públicas y las universidades, pero esto no se basa en datos recogidos sistemáticamente. Por esta razón, la Comisión Europea ha apoyado iniciativas como UniSAFE para mejorar el conocimiento sobre la magnitud del problema y las formas de abordarlo. Los recientes análisis y revisiones realizados en el marco de los proyectos financiados por la UE sobre el cambio estructural, entre otros, muestran que es urgente actuar sobre este problema.

Todas las organizaciones están sujetas a las leyes y reglamentos nacionales o regionales pertinentes, y es probable que numerosas organizaciones cuenten con políticas de empleo vigentes que cubran la dignidad y el acoso en el trabajo. Las organizaciones pueden considerar suficiente tratar la violencia de género en el marco de las políticas y procedimientos existentes. Sin embargo, cada vez más instituciones consideran necesario crear estructuras dedicadas y/o emitir procedimientos e instrumentos específicos. En cualquier caso, la institución debe dejar claro que no tolera los abusos.