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Intervencion psicologica con mujeres victimas de violencia de genero

Soluciones para el feminicidio

La violencia de pareja (VPI) está muy extendida y se asocia a una serie de problemas de salud mental. Se ha desarrollado una amplia gama de intervenciones psicosociales para apoyar la recuperación de las mujeres supervivientes de la VPI, pero sus mecanismos de acción siguen siendo poco claros.

Las pruebas se extrajeron de 60 revisiones y se triangularon en consultas con expertos. Los mecanismos de acción se clasificaron como asociados con el diseño y la ejecución de la intervención o con componentes específicos de la misma (acceso a recursos y servicios; seguridad, control y apoyo; aumento de los conocimientos; alteraciones de los estados afectivos y las cogniciones; mejora de la autogestión; mejora de las relaciones familiares y sociales).

Los resultados sugieren que las intervenciones psicosociales para mejorar la salud mental de las mujeres supervivientes de la violencia de pareja tienen un mayor impacto cuando adoptan una visión holística del problema y proporcionan un apoyo individualizado e informado sobre el trauma.

IntroducciónLa violencia de pareja (VPI) es una de las formas más frecuentes de violencia contra las mujeres en todo el mundo, y la sufren el 30% de las mujeres que han estado en pareja alguna vez [1]. La VPI se asocia a una serie de resultados adversos para la salud, incluidos problemas de salud física, sexual y reproductiva y problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias y el trastorno de estrés postraumático [2-8].

Las mujeres que sufren violencia y abusos domésticos y que recibieron una intervención psicológica de ocho sesiones impartida por defensores capacitados en violencia y abusos domésticos mostraron una mayor reducción de los síntomas de angustia psicológica, depresión y estrés postraumático que las que sólo recibieron defensa, según los resultados del estudio publicado en PLOS One.

“Las intervenciones psicológicas, como el asesoramiento y la terapia cognitivo-conductual, que no se adaptan a las necesidades específicas de los supervivientes de la violencia doméstica y el maltrato, a menudo no logran satisfacer sus necesidades”, escribieron la doctora Giulia Ferrari, de la Facultad de Medicina de Bristol (Inglaterra), y sus colegas.

“En el Reino Unido, la defensa o el apoyo a la violencia doméstica son proporcionados por una red de servicios especializados [en violencia doméstica y abuso]”, continuaron. “Dado el contacto que los defensores tienen con las mujeres que han experimentado recientemente [la violencia doméstica y el abuso] y su comprensión del contexto de abuso, son una fuente potencial de apoyo psicológico para los sobrevivientes que buscan ayuda”.

La violencia y los desequilibrios de poder afectan negativamente a la salud mental de las mujeres y los hombres víctimas (Bhui, 2018). Por ejemplo, la exposición a la violencia interpersonal aumenta el riesgo de suicidio entre los jóvenes y los adultos jóvenes (Miranda-Mendizabal et al., 2019). Dado que las mujeres son más propensas a enfrentarse a la violencia de género y a los desequilibrios de poder, también son más propensas a sufrir problemas de salud mental (Oram et al., 2017). La violencia es, por tanto, un importante factor que contribuye a las diferencias de género en la mala salud mental.

Las mujeres que han sufrido recientemente episodios graves de violencia suelen experimentar niveles más altos de angustia (Hegarty et al., 2013); estos niveles disminuyen con el tiempo, independientemente de que se ofrezca o no tratamiento a las mujeres (Coker et al., 2012; Sullivan y Bybee, 1999). Algunas víctimas siguen experimentando altos niveles de angustia psicológica y síntomas relacionados con el trauma años después (Riedl et al., 2019), lo que demuestra los efectos duraderos de la violencia de pareja en la salud mental (Campbell et al., 2002).